Los peligros de la disminución de las homonas a causa de la edad en las mujeres
Para el momento en que una mujer comience con la menopausia, probablemente ya habrá experimentado dos décadas de desequilibrio hormonal.
Durante el período posmenupaúsico, cuando los niveles hormonales disminuyen considerablemente, las mujeres que envejecen enfrentan un mayor riesgo de sufrir las siguientes enfermedades.
Cardiopatía:
Según los centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC), la cardiopatía es la principal asesina de las mujeres estadounidenses (CDC 2012). El riesgo para las mujeres posmenopáusicas es igual al que se observa en los hombres. La menopausia puede provocar un aumento de la presión arterial, del colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL), del colesterol total, de triglicéridos, al igual que los niveles de homocisteína, proteína C reactiva e interleucina 6 (una citocina inflamatoria), todos los cuales están asociados con la deficiencia de estrógeno (Cushman 2003; Davison 2003; Dijsselbloem 2004). Al mismo tiempo , el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL), disminuye considerablemente. Las actividades estrogénicas son fundamentales para mantener la integridad del endotelio vascular, donde comienzan los cambios ateroscleróticos (Arnal 2009). Por último, la falta de reeemplazo de estrógeno en el estado posmenopáusico puede predisponer a las mujeres, a forma de enfermedades del músculo cardíco que solo en la actualidad se comienza a comprender ( Kuo 2010).
Osteoporosis:
Las deficiencias hormonales ( a partir de los 30 años), están claramente asociadas con la pérdida ósea y la osteoporosis. Para cuando las mujeres llegan a la edad de 50 años se enfrentan a un aumento considerable de fractura ósea osteoporótica. La deficiencia de estrógeno tiene como resultado un aumento de la producción de citocinas que promueven la inflamación, lo cual provoca un aumento de la descomposición e inflamación ósea (Weitzmann 2006). Se ha demostrado que la terapia de estrógeno y andrógeno combiando (es decir, natural o sintético) aumenta la densidad mineral ósea (BMD), más que la terapia de estrógeno solamente (Notelovitz 2000)
Alzheimer y demencia:
La pérdida hormonal se asocia con la degeneración neuronal y el aumento del riesgo de demencia, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson (Amtul 2010; Rocca 2008). El estrógeno estimula la degradación de la proteína beta-amiloide (que se acumula en el cerebro de los pacientes con enfermedad de Alzheimer), mediante el incremento de la producción de proteínas protectoras (Liang 2010). Las deficiencias de pregnenolona y DHEA, las cuales son hormonas neuroprotectoras, también están vinculadas a una reducción de la memoria y la muerte de células cerebrales que se asocia con la enfermedad de Alzheimer (Vallée 2001; Yao 2002. Estas hormonas tienen una función importante en la regulación de los sistemas neurotransmisores que participan en el aprendizaje, el estrés, la depresión, la adicción, y muchas otras funciones vitales (Vallée 2001)
El fundamento para la terapia de remplazo hormonal (TRH), es que los niveles hormonales en las mujeres disminuyen con la edad. Por lo tanto, el reemplazo debería revertir las perturbadoras consecuencias de la menopausia, entre las que se encuentran el mayor riesgos de ataque cardíaco y de cáncer (Wren 2009; Lenfant 2010; Lee 2010). Aunque la comprensión original de la menopausia y la lógica detrás de la TRH eran correctas en teoría, la ciencia moderna está demostrando que la verdadera historia de la TRH es mucho más compleja (Sitruk-Ware 2007).
El malabarismo de la progesterona.
En una mujer joven saludable, la progesterona actúa como contrapeso para el estrógeno durante el ciclo menstrual. Los niveles de estrógeno aumentan durante la primera mitad del ciclo y los niveles de progesterona en la mitad del ciclo.El trabajo de la progesterona se compone de dos partes: 1) prepara el útero para la implementación de un huevo fecundado saludable y 2) apoyar la primera etapa del embarazo. Si no hay implementación, los niveles de progesterona disminuyen hasta que comienza otro ciclo.
Los estudios han demostrado que la progesterona tiene como efecto contra la proliferación del cáncer de mama y la leucemia (Formby 1998, Hyaden 2009; Hilton 2010). El cáncer de mama es 5.4 más común en las mujeres premenopáusicss con niveles bajos de progesterona que en las con niveles favorables (Cowan 1981). Los datos sugieren que, aunque la progesterona bioidéntica (es decir, natural) no aumenta el riesgo de cáncer de mama, las progestinas sintéticas que se usan en la TRH convencional sí lo hacen (Campagnoli 2005).
También se ha demostrado que la progesterona natural tiene propiedades neuroprotectoras. Un estudio concitó una mayor atención sobre la progesterona al determinar que era una "neurótropo potente que puede tener una función importante en la reducción o prevención del deterioro motor, cognitivo o sensorial (tanto en hombre como en mujeres)".
Dominio del estrógeno.
Los médicos en general recién han comenzado a reconocer el dominio del estrógeno (Turgeon 2006), un término que se usa para caracterizar el desequilibrio relativo entre el exceso del estrógeno (no obstante insuficiente), en relación con la progesterona insuficiente. El dominio del estrógeno ayuda a explicar muchas enfermedades que enfrenta la mujer moderna en la civilización occidental, como la enfermedades de las mamas fibroquísticas (Kubista 1990) y el cáncer (Bentrem 2003; Bradlow 1995; Ppapaconstantinou 2000). El dominio del estrógeno se puede presentar en cualquier mujer. Sin embargo, las mujeres premenopáusicas que habitualmente experimentan una disminución más rápida de la progesterona en relación con el estrógeno, se encuentran especialmente en riesgos (Fauser 1997).
El estrógeno equino conjugado (CEE), se obtiene de la orina de yeguas preñadas (caballos) (Bhavnani 2003). Generalmente el CEE se administra en combinación con progestina, un compuesto químico modificado con el propósito de lograr que parezca estructuralmente similar a la progesterona de lograr que parezca estrcuturalmente similar a la progesterona natural bioidéntica. Sin embargo, no es igual. Las diferencias estructurales entre el estrógeno equino conjugado y la progestina química, al igual que las hormonas naturales, son las responsables de mucho de los efectos adversos que tienen lugar a causa de la TRH convencional.
Otro problema importante con la TRH convencional es el índice de estrógeno. Por ejemplo, la proporción en medicamentos como Premarin, es considerablemente distinta a la que se observa en la forma natural del organismo de una mujer (Wright 1999).
AVANCES CON LA TRH BIOIDÉNTICA
Dada la riqueza de datos que demuestran la superioridad de la TRH bioidéntica, un investigador destacó en la terapia de reemplazo hormonal declaró: "Los datos fisiológicos y los resultados clínicos demuestran que las hormonas bioidénticas están asociadas a riesgos menores, lo que incluye el riesgo de cáncer de mama y de enfermedad cardiovascular, y son más efectivas que las de origen animal (no bioidénticas). Hasta que se encuentre evidencias que indique lo contrario, las hormonas bioidénticas seguiran siendo el método preferido de TRH" (Holtorf 2009)
Las fórmulas magistrales de estrógeno bioidéntico incluye bioestrógeno y triestrógeno. El bioestrógeno consta de 20% de estradiol (E2) y 80% de E3 (Taylor 2001). En algunas situaciones estas proporciones no satisfacen las necesidades individuales. En un estudio, las cantidades se observaron en forma natural en mujeres en edad fértil fueron de 90% de E3, 7% de E2y 3% de E1 (Wright 1999).
En este caso un médico con experiencia adapta una receta a las necesidades del paciente (de acuerdo con los resultados de los análisis hormonales y la evaluación de los síntomas). Un programa integral de restauración hormonal también debería incluir progesterona, dehidroepiandroesterona (DHEA), pregnenolona y quizás testosterona.
Existen dos filosifías distintas respecto a la administración de hormonas. La primera promueve el uso de la dosis más baja posible que pueda mejorar los síntomas. Este enfonque más conservador tiene mucho menos probabilidad de provocar un ciclo menstruall en una mujer menopáusica. Sin embargo, también es poco probable que genere una recuperación hormonal a niveles que se consideren óptimos. El segundo enfoque implica dosis de hormonas considerablemente mayores. La idea es "engañar" al cerebro de una mujer para que piense que aún está en edad fértil. La meta es logras niveles que imiten las fluctuaciones hormonales de una mujer que tiene menstruación y, de ese modo, restaurar el ciclo menstrual.
Durante el período posmenupaúsico, cuando los niveles hormonales disminuyen considerablemente, las mujeres que envejecen enfrentan un mayor riesgo de sufrir las siguientes enfermedades.
Cardiopatía:
Según los centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC), la cardiopatía es la principal asesina de las mujeres estadounidenses (CDC 2012). El riesgo para las mujeres posmenopáusicas es igual al que se observa en los hombres. La menopausia puede provocar un aumento de la presión arterial, del colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL), del colesterol total, de triglicéridos, al igual que los niveles de homocisteína, proteína C reactiva e interleucina 6 (una citocina inflamatoria), todos los cuales están asociados con la deficiencia de estrógeno (Cushman 2003; Davison 2003; Dijsselbloem 2004). Al mismo tiempo , el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL), disminuye considerablemente. Las actividades estrogénicas son fundamentales para mantener la integridad del endotelio vascular, donde comienzan los cambios ateroscleróticos (Arnal 2009). Por último, la falta de reeemplazo de estrógeno en el estado posmenopáusico puede predisponer a las mujeres, a forma de enfermedades del músculo cardíco que solo en la actualidad se comienza a comprender ( Kuo 2010).
Osteoporosis:
Las deficiencias hormonales ( a partir de los 30 años), están claramente asociadas con la pérdida ósea y la osteoporosis. Para cuando las mujeres llegan a la edad de 50 años se enfrentan a un aumento considerable de fractura ósea osteoporótica. La deficiencia de estrógeno tiene como resultado un aumento de la producción de citocinas que promueven la inflamación, lo cual provoca un aumento de la descomposición e inflamación ósea (Weitzmann 2006). Se ha demostrado que la terapia de estrógeno y andrógeno combiando (es decir, natural o sintético) aumenta la densidad mineral ósea (BMD), más que la terapia de estrógeno solamente (Notelovitz 2000)
Alzheimer y demencia:
La pérdida hormonal se asocia con la degeneración neuronal y el aumento del riesgo de demencia, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson (Amtul 2010; Rocca 2008). El estrógeno estimula la degradación de la proteína beta-amiloide (que se acumula en el cerebro de los pacientes con enfermedad de Alzheimer), mediante el incremento de la producción de proteínas protectoras (Liang 2010). Las deficiencias de pregnenolona y DHEA, las cuales son hormonas neuroprotectoras, también están vinculadas a una reducción de la memoria y la muerte de células cerebrales que se asocia con la enfermedad de Alzheimer (Vallée 2001; Yao 2002. Estas hormonas tienen una función importante en la regulación de los sistemas neurotransmisores que participan en el aprendizaje, el estrés, la depresión, la adicción, y muchas otras funciones vitales (Vallée 2001)
El fundamento para la terapia de remplazo hormonal (TRH), es que los niveles hormonales en las mujeres disminuyen con la edad. Por lo tanto, el reemplazo debería revertir las perturbadoras consecuencias de la menopausia, entre las que se encuentran el mayor riesgos de ataque cardíaco y de cáncer (Wren 2009; Lenfant 2010; Lee 2010). Aunque la comprensión original de la menopausia y la lógica detrás de la TRH eran correctas en teoría, la ciencia moderna está demostrando que la verdadera historia de la TRH es mucho más compleja (Sitruk-Ware 2007).
El malabarismo de la progesterona.
En una mujer joven saludable, la progesterona actúa como contrapeso para el estrógeno durante el ciclo menstrual. Los niveles de estrógeno aumentan durante la primera mitad del ciclo y los niveles de progesterona en la mitad del ciclo.El trabajo de la progesterona se compone de dos partes: 1) prepara el útero para la implementación de un huevo fecundado saludable y 2) apoyar la primera etapa del embarazo. Si no hay implementación, los niveles de progesterona disminuyen hasta que comienza otro ciclo.
Los estudios han demostrado que la progesterona tiene como efecto contra la proliferación del cáncer de mama y la leucemia (Formby 1998, Hyaden 2009; Hilton 2010). El cáncer de mama es 5.4 más común en las mujeres premenopáusicss con niveles bajos de progesterona que en las con niveles favorables (Cowan 1981). Los datos sugieren que, aunque la progesterona bioidéntica (es decir, natural) no aumenta el riesgo de cáncer de mama, las progestinas sintéticas que se usan en la TRH convencional sí lo hacen (Campagnoli 2005).
También se ha demostrado que la progesterona natural tiene propiedades neuroprotectoras. Un estudio concitó una mayor atención sobre la progesterona al determinar que era una "neurótropo potente que puede tener una función importante en la reducción o prevención del deterioro motor, cognitivo o sensorial (tanto en hombre como en mujeres)".
Dominio del estrógeno.
Los médicos en general recién han comenzado a reconocer el dominio del estrógeno (Turgeon 2006), un término que se usa para caracterizar el desequilibrio relativo entre el exceso del estrógeno (no obstante insuficiente), en relación con la progesterona insuficiente. El dominio del estrógeno ayuda a explicar muchas enfermedades que enfrenta la mujer moderna en la civilización occidental, como la enfermedades de las mamas fibroquísticas (Kubista 1990) y el cáncer (Bentrem 2003; Bradlow 1995; Ppapaconstantinou 2000). El dominio del estrógeno se puede presentar en cualquier mujer. Sin embargo, las mujeres premenopáusicas que habitualmente experimentan una disminución más rápida de la progesterona en relación con el estrógeno, se encuentran especialmente en riesgos (Fauser 1997).
El estrógeno equino conjugado (CEE), se obtiene de la orina de yeguas preñadas (caballos) (Bhavnani 2003). Generalmente el CEE se administra en combinación con progestina, un compuesto químico modificado con el propósito de lograr que parezca estructuralmente similar a la progesterona de lograr que parezca estrcuturalmente similar a la progesterona natural bioidéntica. Sin embargo, no es igual. Las diferencias estructurales entre el estrógeno equino conjugado y la progestina química, al igual que las hormonas naturales, son las responsables de mucho de los efectos adversos que tienen lugar a causa de la TRH convencional.
Otro problema importante con la TRH convencional es el índice de estrógeno. Por ejemplo, la proporción en medicamentos como Premarin, es considerablemente distinta a la que se observa en la forma natural del organismo de una mujer (Wright 1999).
AVANCES CON LA TRH BIOIDÉNTICA
Dada la riqueza de datos que demuestran la superioridad de la TRH bioidéntica, un investigador destacó en la terapia de reemplazo hormonal declaró: "Los datos fisiológicos y los resultados clínicos demuestran que las hormonas bioidénticas están asociadas a riesgos menores, lo que incluye el riesgo de cáncer de mama y de enfermedad cardiovascular, y son más efectivas que las de origen animal (no bioidénticas). Hasta que se encuentre evidencias que indique lo contrario, las hormonas bioidénticas seguiran siendo el método preferido de TRH" (Holtorf 2009)
Las fórmulas magistrales de estrógeno bioidéntico incluye bioestrógeno y triestrógeno. El bioestrógeno consta de 20% de estradiol (E2) y 80% de E3 (Taylor 2001). En algunas situaciones estas proporciones no satisfacen las necesidades individuales. En un estudio, las cantidades se observaron en forma natural en mujeres en edad fértil fueron de 90% de E3, 7% de E2y 3% de E1 (Wright 1999).
En este caso un médico con experiencia adapta una receta a las necesidades del paciente (de acuerdo con los resultados de los análisis hormonales y la evaluación de los síntomas). Un programa integral de restauración hormonal también debería incluir progesterona, dehidroepiandroesterona (DHEA), pregnenolona y quizás testosterona.
Existen dos filosifías distintas respecto a la administración de hormonas. La primera promueve el uso de la dosis más baja posible que pueda mejorar los síntomas. Este enfonque más conservador tiene mucho menos probabilidad de provocar un ciclo menstruall en una mujer menopáusica. Sin embargo, también es poco probable que genere una recuperación hormonal a niveles que se consideren óptimos. El segundo enfoque implica dosis de hormonas considerablemente mayores. La idea es "engañar" al cerebro de una mujer para que piense que aún está en edad fértil. La meta es logras niveles que imiten las fluctuaciones hormonales de una mujer que tiene menstruación y, de ese modo, restaurar el ciclo menstrual.